miércoles, 17 de septiembre de 2008

juliaca

Juliaca Pre-Inka JULIACA PRE - INKA

Fuente: Hugo Apaza

MUCHOS FUERON los investigadores, que con rigor científico estudiaron nuestra meseta andina, siendo la mayor parte de ellos extranjeros de reconocida trayectoria científica, cuyas conclusiones no fueron difundidos convenientemente en nuestro medio porque algunos están escritos en lengua foránea. Los estudios de Max Uhle, Julio C. Tello, Luis E. Valcárcel, Ibarra Grasso, Franco Hinojosa, Luis G. Lumbreras, Elías Mujica, Chávez Ballón, Oscar R. Ayca, Rolando Paredes, etc. vislumbran el escenario histórico del altiplano y ocasionan el divorcio benigno entre la teoría científica y la especulación mítica.

POBLAMIENTO INICIAL:

EL CONTINENTE que habitamos fue “descubierto” y empezado a poblarse, con gente en proceso de humanización, hace más de 40,000 años. Estos primeros seres vinieron en busca de alimentos para subsistir, y no como Cristóbal Colón hace sólo 500 años en busca de riquezas y en un afán expansionista para estrujar. El proceso migratorio debió producirse, fundamentalmente de Asia, a través del estrecho de Behring, ya que los testimonios más antiguos están en el Norte. Al respecto, Emilio Choy nos dice que “Para cruzar por la región que hoy comprende el estrecho de Behring no se requería de un talento especial; el camello, el mastodonte y otros animales que eran presas predilectas de los homínidos, se trasladaban de un continente a otro cuando existían condiciones favorables de paso. Los homínidos, en sus correrías cinegéticas, no hicieron sino imitarlos y seguirlos” (9, 103). Con el arribo de estas gentes comienza la Historia de lo que hoy ha venido en denominarse AMÉRICA (*).
Los anónimos descubridores (sin saberlo) en un estado de verdadero primitivismo encontraron un territorio en donde habían abundantes animales sin cazadores, lo cual pronto se constituyó en un apropiado escenario para practicar y enriquecer sus habituales actividades de subsistencia; la descendencia de estos primeros trashumantes, por buscar mejores condiciones de existencia, gradualmente avanzaron hasta llegar a ocupar espacios geográficos cada vez más meridionales.
Con la presencia de los rudos cazadores nómadas de Paccaicasa (Ayacucho), hace aproximadamente 22,000 años arranca la Historia del Perú; y en nuestro Altiplano, por los hallazgos en Vizcachani (Bolivia), y otras zonas adyacentes, podemos afirmar que la Historia empieza hace no menos de 10,000 años, puesto que en aquellas alejadas épocas las vastas zonas de los Andes Meridionales o Andes del Sur, ya estuvieron poblados por cazadores y recolectores errantes organizados en pequeñas bandas unidas por lazos familiares, así como de necesidad de búsqueda conjunta de alimentos y de defensa común, ya que el individuo aislado perecería ante las fuerzas de la naturaleza. Se refugiaban en abrigos naturales, es decir que tenían por morada eventual las cavernas existentes en la zona.
Sin embargo, últimos estudios confirman que el poblamiento andino también se produjo por corrientes migratorias procedentes del atlántico, y hayan podido ingresar a los Andes a través de regiones sur-orientales. Lo cierto es que los primeros pobladores que se adaptaron en la meseta del Titicaca, lograron crear una cultura que supieron irradiarla en espacios cada vez más amplios.

JULIACA PRIMITIVA.

LA HISTORIA de Juliaca pre-republicana es la historia de la región altiplánica, es decir que su estudio es indesligable de la historia regional. Únicamente por motivos didácticos se hace una disgregación de la historia local.
Hace más de diez milenios en Juliaca se practicaba una fructífera actividad de subsistencia, ya que por la creciente disminución del frío, toda esta área se convirtió en un lugar de gran habitabilidad para una fauna variada. Los paleolíticos cazadores, que llevaban una vida sacrificada pero eficaz, arribaron a nuestro medio, persiguiendo a la fauna de herbívoros que pastaban en el medio, como las tarucas o venados, auquénidos silvestres (llamas, alpacas, vicuñas), vizcachas, etc., así como aves y demás animales que fueron los alimentos predilectos de estos cazadores.
Esta afirmación se basa porque en el sector de Mugachi, que queda a 15 Km. al Sur de la ciudad de Juliaca, la arqueología ha detectado talleres líticos en donde preparaban puntas de proyectiles, lo cual es una evidencia que este sector, hace muchos milenios, se constituyó en una zona de abundante caza. Asimismo, allí se han encontrado utensilios de piedra conocidos como raspadores, los cuales servían para hacer tajos, picar, raspar y cortar.
7,000 años atrás, el área que hoy se conoce como Taparachi y los cerros aledaños eran escenarios de intensa actividad humana. La caza selectiva continuó siendo la labor preponderante, la misma que se intensificó debido a que los protagonistas eran avanzados cazadores que ya utilizaban el arco y la flecha. Por estas inmediaciones, los arqueólogos encontraron puntas de proyectiles de basalto negro de forma triangular y base escotada con esa antigüedad.
El perfeccionamiento de los instrumentos y métodos de caza, como el uso de arcos, flechas, cuerdas, trampas, chacos, etc., y la intensificación de la recolección en los años de abundancia, trajo como consecuencia el aumento de la población, disminución de la fauna, pero también el aumento de la producción, lo cual nos indica que las actividades productivas eran fructíferas en algunas épocas.
Si consideramos que cada lago o laguna es un centro favorable para el desarrollo de la vida, es muy probable que en los contornos de las lagunas de Chacas, en la ya desaparecida Qochapampa, en las riberas del río Toroqocha, etc., ya moraban gente semi sedentaria, fundamentalmente cuando las condiciones les eran favorables. Esta situación permitió mejorar la pesca con la utilización de redes y arpones.
Hasta por lo menos hace 4000 años las gentes que poblaron esta zona, sólo la visitaban por corto tiempo y luego los abandonaban por circunstancias naturales y de necesidad. Recordemos que el clima en esta región con frecuencia es variable, en donde las heladas y las sequías son mortales; según observa Emilio Choy, en cada siglo ocurren dos o tres períodos largos de sequía extrema. La solución a esta crisis, seguramente para muchos fue el rápido abandono y la búsqueda de otros ambientes menos hostiles; pero, no todos se fueron, ya que hubieron sujetos que se atrevieron a desafiar al altiplano y sus tormentos y prefirieron sufrir sus consecuencias. Además, las sequías periódicas habían fomentado la experiencia de preveer reservas que, gracias al clima, se conservan cierto tiempo sin deteriorarse. Durante este período, es posible también, que se hubieran domesticado algunos animales e iniciado la práctica de una agricultura incipiente, lo cual posibilitó la permanencia, por lapsos relativamente prolongados, de estos pobladores en nuestro medio.
Durante todo el período pre-agrícola, el nivel de las fuerzas productivas en Juliaca, como en cualquier otra sociedad, eran sumamente bajas y venían evolucionando muy lentamente. Constituía su base económica, la propiedad social colectiva o comunal de los medios de producción y las relaciones de colaboración y ayuda mutua. Estas relaciones eran debido a la necesidad de contrarrestar colectivamente la poderosa fuerza de la naturaleza, dado los rudimentarios instrumentos de producción de que disponían; los productos que se conseguían y, sobre todo los productos alimenticios, se distribuían entre todos los miembros de la colectividad de acuerdo a sus necesidades.


CULTIVO Y PASTOREO.

LA MUJER del Ande, históricamente, ha demostrado ser observadora y sumamente laboriosa, pues no deja de trabajar ni cuando camina, porque “teje o hila durante su marcha” y no se olvida de su qepe o su carga a cuestas. Las diferentes fuentes indican a la mujer andina como la iniciadora de la agricultura con los excedentes de los años de abundancia en correspondencia con los años de escasez. Se dice que la mujer es parco en el pensar, pero la revolución agraria protagonizada por ella indica que el pensamiento femenino fue más audaz, pues su modalidad de trabajo le permitió razonar mejor que el cazador que todavía estaba subordinado a las invocaciones mágicas para propiciar la caza.
Por asociación de datos podemos inferir que la revolución agrícola ocurrió en la Sierra y en la parte Sur, que según Luis G. Lumbreras pudo ser el centro de la agriculturización originaria. En términos generales la siembra no surgió como una idea divina, sino de la práctica cotidiana que posibilitó captar las leyes rudimentarias que rigen a los seres vivos. Los factores climáticos, orográficos, la densidad poblacional, y lo que es más importante, la situación de las fuerzas productivas ya creadas, posibilitaron el desarrollo de la agricultura, con lo cual se logró un considerable avance.
Con la presencia de personas con conocimientos avanzados en materia agrícola y pastoril, y en proceso paulatino al sedentarismo, así como con el enriquecimiento de los medios de producción, las fuerzas productivas se aceleraron considerablemente con relación al anterior período. Con la práctica del sembrío de vegetales y la domesticación de algunos animales se produjo una gran revolución económica, lo que se manifestó en la renuncia progresiva al nomadismo y posteriormente en el advenimiento de la cerámica, arte textil, estructuras sociopolíticas, arquitectura religiosa, etc. Esta situación permitió "la división del trabajo según el sexo y la edad... En esta época, la colectivización del trabajo se afirma aún más, por cuanto los progresos de la caza y la aparición de la agricultura primitiva, con la gran imperfección de los útiles de trabajo, hacen todavía necesaria la agrupación de los esfuerzos de la colectividad entera".
Hace poco menos de 4000 años se generalizó la domesticación de la llama y el cuy, cuyo mérito también se le atribuye a la mujer andina. En nuestro medio la agricultura favoreció la domesticación de animales porque evitó el sacrificio de todos los cogidos en el chaco. La cría del cuy sirvió de valiosa fuente de proteínas. La llama fue utilizada como compañera de vivienda, abrigo viviente (en épocas de heladas), así como puso al alcance holgado del hombre, lana, carne, excrementos para combustible y, también le sirvió como animal de carga.
Todos estos y muchos factores, conjugados convenientemente, aumentaron la densidad demográfica y posibilitaron el levantamiento de aldeas. Las viviendas de los aldeanos fueron de ch'ampas y piedras, de planta circular, de baja altura; y, sólo les sirvió de refugio, puesto que la mayor parte del tiempo la pasaban fuera de estas rústicas edificaciones.
Para guarecerse de las inclemencias del tiempo, es decir, para contrarrestar los intensos fríos de las noches, el poblador de nuestra región tuvo que convivir estrechamente con sus congéneres y con los animales. En esas circunstancias es como se asienta una nueva forma de organización social más estable y sólida: El Ayllu.

QOMER MOQO (1000/800 - 500 a.C.):

PARALELAMENTE a la evolución del Estado teocrático y esclavista de Chavín, en el sector de los Andes Meridionales, en la Meseta del Kollao, se ha desarrollado otra tradición formativa que se manifestó, entre otras, en las siguientes agrupaciones socio-culturales: Marcavalle, Chanapata, Pagallamoqo (Cusco); Huancarani, Chiripa (Bolivia), así como Qaluyo en el Departamento de Puno; todas ellas con algunas características similares. “Por las condiciones propias del medio ambiente, es posible presumir que Qaluyo-Marcavalle y Chiripa representan poblaciones de agricultores-pastores que, además, muy pronto desarrollaron una extensa producción textil de base lanar y, al parecer, también descubrieron la metalurgia del cobre” (86). El yacimiento tipo de Qaluyo es un sitio estratificado con ciertas evidencias de aldea construida en forma aglutinada; queda cerca de las ruinas de Pukara. A partir de este período en el escenario geográfico que estudiamos, empieza lo que Alfonso Torres Luna denomina “Culturas Titicaquenses”.
En los terrenos municipales del actual sector de Taparachi, en el lugar denominado Qomer Moqo, fueron encontrados evidencias de grupos humanos, “Se trata de una aldea de pequeñas proporciones que ocupaba un área de 8,000 metros cuadrados”. De acuerdo a los fechados radiocarbónicos se ubica entre 800 a 500 años a.C. (4, 40). Estas evidencias materiales advierten que en Juliaca, aproximadamente durante la vigencia de la Sociedad Qaluyo, esto es, desde hace 1,000 años hasta 500 años a. C. se ha desarrollado un grupo social con características culturales similares a la de Qaluyo, lo cual indica que entre ambas sociedades hubo conexión, pero esto no significa que haya habido una influencia directa o de sometimiento.

ACTIVIDADES BÁSICAS:

Los restos hallados en Qomer Moqo, hasta la actualidad vienen a constituir evidencias claras del primer asentamiento humano férreamente organizado y con manifestaciones culturales avanzadas.
Se concluye que esta aldea estuvo integrada por gente aferrada a una organización comunitaria, cuya economía se basaba principalmente en el cultivo de la papa, olluco, quinua, cañiwa, etc. Las faenas agrícolas se combinaban con la crianza de llamas y alpacas en los llanos de los pastizales de Juliaca; la crianza del cuy también alcanzó altos niveles. La práctica generalizada de esta actividad posibilitó la disminución de la caza de vicuñas, tarucas, aves, roedores y demás productos silvestres. Su alimentación, entonces, predominantemente provino de la agricultura y la ganadería, los cuales estuvieron ya desarrollados; y, utilizaron en proporciones menores el carachi y otros alimentos que llegaron a formar parte de su dieta alimenticia.
La aparición y desarrollo de la agricultura significó la transformación radical de las costumbres sociales de entonces, pues éstas prácticas originaron la propiedad. El hecho de cultivar el suelo y cuidar “sus” ganados, “hizo que las comunidades aldeanas se constituyan en propietarias privadas (colectivas) de su tierra, con derecho a defenderlas de cualquier advenedizo” (20, 51).

Resumidamente podemos mencionar, entre otras, las siguientes actividades complementarias:

 Practicaron el trueque para conseguir sal, basalto y obsidiana.
 Fueron los primeros constructores de waruwarus(*) .
 Las azadas de basalto fueron sus principales instrumentos agrícolas.
 Conocieron la técnica del barbecho para preparar el suelo agrícola.
 Utilizaron la rueca manual (pushkana) para hilar y hacer cordeles de lana.
 Utilizaron "agujas y wichuñas de hueso que permitía unir la trama con la urdimbre en tejidos a mano".
 Utilizaron el molino manual: loria y qona.
 La cerámica estuvo integrado por vajillas y vasijas sencillas, en cuya decoración y diseño predominan las figuras geométricas. Fue polícromo: rojo ladrillo, negro, marrón y blanco.
 Utilizaron el estiércol de auquénidos como combustible.
 Enterraban a sus muertos en posición de cuclillas en hoyos cilíndricos.
 Creían en la vida de ultratumba.


JULIACA BAJO LA INFLUENCIA PUKARA:

PUKARA fue un estado Teocrático que se desarrolló entre los años 200 a.C. y 200 d.C. aproximadamente; su centro administrativo-ceremonial se encuentra en el actual distrito de Pukará de la provincia de Lampa, y es considerado como el primer asentamiento urbano del Altiplano y como un centro de irradiación cultural, semejante a Chavín. Este núcleo controlaba a una red de pueblos tributarios a él. Esta cultura abarcó regiones que hoy son parte del departamento del Cusco hasta la costa norte de Chile y de hecho todo el espacio adyacente al Titicaca. Esta sociedad que se caracterizaba por su acentuada centralización del poder político y económico, es considerado por algunos estudiosos, como la intermediaria entre Chavín y Tiawanaco. El estudioso Hernán Amat Olazabal, afirma que por las composiciones gráficas de su alfarería, se evidencia que en esa época, la llama ya cumplía la función de animal de carga.
La presencia Pukara en Juliaca se manifiesta específicamente en el sector del cerro Waynarroke, así como en los sitios conocidos como El Basural, Qomer Moqo, Las Mercedes y otros que se ubican en las pampas, laderas y colinas adyacentes, en donde fueron hallados restos de cerámica que indican su grado de desarrollo alfarero que se caracterizaba por ser fina y vistosa. (4,46) Las primeras influencias pukaras en nuestro medio se hicieron presentes alrededor del siglo II antes de la Era Cristiana. A partir de entonces los moradores de Juliaca, que habitaban en pequeñas aldeas, tributaron a la clase sacerdotal de la sede central.


ACTIVIDADES BÁSICAS:

Como principales actividades económicas figuraban la agricultura (papa, olluco, quinua, mashwa, etc.), la ganadería (llama y alpaca), la pesca (karachi) y la caza de aves, venados o tarucas y algunos otros animales silvestres. Estas actividades ya estaban considerablemente evolucionadas y perfeccionadas cuantitativa y cualitativamente, en base al conocimiento que habían adquirido sobre el manejo de tierras de cultivo, como la alternancia de las siembras y el barbecho, la construcción de waruwarus en mayor escala, así como del dominio de las particularidades ecológicas del área.


GRUPO SOCIAL WAYNARROQUE:

A PARTIR de las investigaciones arqueológicas realizadas por un equipo de estudiosos encabezados por el arqueólogo Oscar Ayca Gallegos, en la provincia de San Román entre los años 1981 a 1983, se sabe que durante los siglos III y IV de la presente Era, en Juliaca floreció una sociedad con singulares características que hoy se conoce como Cultura Waynarroque, la misma que tiene al mencionado arqueólogo como su principal estudioso.
Lleva tal denominación porque las excavaciones que han posibilitado descubrir este sector de la Historia Local, se han efectuado en el actual cerro Waynarroque y, específicamente, en el sitio que hoy sirve de plataforma para realizar los concursos de danzas tradicionales en nuestro medio; así hoy el pueblo baila sobre su historia al mismo tiempo que la pisotea. El descuido de quienes fueron los encargados de velar por la conservación del patrimonio arqueológico de Juliaca, ha posibilitado de que en la última década del siglo XX se tenga que destruir y sepultar esta zona que encierra las mejores páginas de la Historia juliaqueña. La negligencia hizo, pues, que buen sector de la Historia Local ahora esté yaciendo debajo de las pesadas lozas de cemento.
Su descubridor y estudioso, nos dice que los pobladores de la Cultura Waynarroque estuvieron agrupados en una aldea que conservaban todavía muchas de las tradiciones de sus antecesores. Como muestra de la presencia de estos pobladores en aquellas alejadas épocas, dejaron abundantes muestras de su desarrollo y nivel cultural en basurales. Aproximadamente hace 1400 años, por razones todavía no explicadas, los pobladores emigraron del cerro donde estuvieron establecidos a otros lugares, seguramente más acordes a sus intereses.



ACTIVIDADES BÁSICAS:

Al igual que el período anterior, las actividades económicas predominantes fueron la agricultura, ganadería, pesca y caza. En cuanto a manifestaciones artísticas este grupo social nos legó los siguientes aportes:

a) ESCULTURA:

Practicaron una escultura de arcilla. "Se ha encontrado una cabeza pintada de color rojo que formaba parte de una figurilla humana de sexo masculino" (4, 71). La imagen de esta valiosa pieza, adorna la portada del libro "Los orígenes de Juliaca, 8000 años de Historia" del arqueólogo Oscar Ayca Gallegos.

b) CERÁMICA:

Lo más notable de la Cultura Waynarroque es la alfarería, pues fueron capaces de crear una cerámica muy diferente a la de Pukara y Tiawanaco, tanto desde el punto de vista de la técnica como del estilo; las técnicas incisas de Pukara desaparecen a pesar de que la tradición llana se mantiene.
La cerámica Waynarroque fue variada y polícroma y, en sus decoraciones prevalecieron los colores: marrón, blanco, crema, rojo y negro.


JULIACA DURANTE EL DESARROLLO TIAWANACO:

TIAWANACO ES considerado como la civilización más importante de la época pre-inkaica. A partir del siglo VII hasta el siglo X, aproximadamente, el Estado Colonizador de Tiawanaco asumió el control de gran parte de lo que luego se denominaría Kollasuyo.
En aquella época las viviendas que se habrían construido con piedras y adobes en las faldas del Waynarroque tenían forma rectangular. A partir de entonces, parece que el "patrón arquitectónico" no ha variado mucho en relación a las actuales viviendas rurales, que continúan utilizando piedras, adobes y barro para levantar sus paredes para luego techarlos con paja.
Los pobladores de Juliaca, a pesar de estar geográficamente en los dominios de Tiawanaco, no recibieron de estos mucha influencia cultural, lo cual les posibilitó que se desarrollaran casi independientemente y, podríamos decir, hasta en libertad.

Se afirma que por aquella época, ocurrió una gran emigración poblacional debido, quien sabe, a flagelos climatológicos que azotó a todo el altiplano o a razones militares, y que como epicentro de este éxodo masivo señalaron las pampas de “Cullaca”, pues de aquí habría partido una inmensa masa colonizadora resguardada por un “Ejército de Paz”, que más tarde pondrían las bases del Tawantinsuyo (*).

De la sociedad Cullaca de entonces podemos indicar que:

 Su economía básica giraba en torno a la ganadería y agricultura, cuya práctica intensiva permitió satisfacer las demandas locales.
 Practicaron la metalurgia. Obtuvieron el bronce. Hicieron trabajos con oro, plata y bronce.
 Las inundaciones les permitieron ocupar las partes altas de los cerros, así como a intensificar la construcción de andenes.
 El arado manual o chakitajlla se convirtió en herramienta fundamental para las labores agrícolas.
 Los principales cultivos siguieron siendo la papa, quinua, cañiwa, mashua, etc. es decir "plantas de altura, capaces de soportar la dura alternancia climática".
 La cerámica fue de excepcional calidad, y predominaban los keros, vasos-retratos y platos policromados, decorados con figuras geométricas y zoomorfas.

Cuando se desintegró el Estado Colonizador de Tiawanaco, en el espacio geográfico que habían influído, surgieron agrupaciones con organizaciones internas tendientes a la autonomía. En Juliaca, debido a este fenómeno aún no esclarecido, los pobladores formaron un pequeño cacicazgo que luego fue absorvido por los Kollas.

LOS KOLLAS DE JULIACA:

KOLLAS Y LUPAKAS:

LA “MISTERIOSA” desintegración de la organización estatal de Tiawanaco, alrededor del siglo XII, permitió que en el Altiplano surgieran varios señoríos independientes que se organizaron luego en Confederación, la misma que duró poco por intereses hegemónicos, lo cual pronto los convirtió en rivales. Estos señoríos, entre otros aspectos comunes tenían: lengua aymara, fuerte organización militar, construcción de torres funerarias (chullpas), etc. Además su economía reposaba en la explotación ganadera de llamas y alpacas, y contaban como alimento principal a la papa, de la cual conocían más de 200 variedades. Estos reinos aymaras lograron su apogeo entre los siglos XIII y XV.
Dos fueron los principales reinos rivales: los Kollas, cuya capital fue Jatunkolla (*) y, los Lupakas con su capital Chucuito. Ambos reinos estaban en permanente hostilidad y guerra en donde el triunfo y la derrota militar se alternaban; y, en una de las tantas batallas, por las cercanías de Paucarkolla fue muerto el líder Kolla quien, al igual que sus antepasados se hacía llamar Sapana. Los Kollas, alrededor del hijo de Sapana, Chuchikápac, nuevamente se organizan y reiniciaron las luchas. Garcilaso de la Vega nos dice que los Kollas y Lupakas

"Hiciéronse cruel guerra, perdiendo y ganando ya el uno, ya el otro, aunque, como bravos capitanes, se sustentaron valerosamente todo el tiempo que vivieron. Esta guerra y contienda dejaron en herencia a sus hijos y descendientes, los cuales la sustentaron con el mismo valor de sus pasados" (15, 166).

Los Inkas, por intermedio de Wiracocha, en estas lides participaron indirectamente al propugnar las disputas; estaban practicando la política de: DIVIDE Y REINARÁS.
Los Mallkus o soberanos kollas, es decir, la dinastía de los Sapana y sus descendientes, residían en la capital del Reino, desde donde lograron someter y controlar un extenso territorio, cuyos límites son difíciles de precisar. El escenario Kolla estaba densamente poblado por gente sumamente laboriosa, ingeniosa y con un espíritu guerrero, pues la guerra era otra de sus principales ocupaciones. La guerra fue una práctica cotidiana derivada de la aparición de la propiedad privada, del surgimiento del Estado y las circunstancias que obligaban agrandar los dominios para subsistir. De estos tiempos de convulsión social datan los actuales practicantes de la Kashwa y Carnaval Juliaqueño, que se caracterizan por ser bailes guerrero y agropastoril respectivamente.


CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS EN JULIACA KOLLA:

EN CONCORDANCIA con las exigencias de aquellos tiempos, los kollas de Juliaca, que eran considerados como un núcleo social importante, por estrategia edificaron sus viviendas en los cerros aledaños. Cieza de León, aquel incansable cronista viajero, manifiesta que estos Kollas en "lo alto de los cerros tenían sus pueblos fuertes, de donde se daban guerra". Como cualquier otra organización social adelantada, los kollas como sociedad clasista, también construyeron sus pueblos en función a su organización jerárquica y a sus intereses políticos y económicos. Por ello es que las investigaciones arqueológicas, luego de haber hecho los estudios correspondientes, concluyen que en Juliaca, los asentamientos humanos kollas pueden clasificarse en dos categorías, a saber:

A. PUEBLOS FORTIFICADOS: Estos pueblos cumplieron funciones militares, religiosas, políticas y residenciales de la clase dominante. Estos fortines a su vez eran de dos tipos:

1) ASENTAMIENTOS EN TERRAZAS ARTIFICIALES.- Fueron construcciones que se efectuaron en la pendiente Sur del Cerro Monos, en donde se han acondicionado inmensas terrazas con paredes de casi 2 metros. de altura. Sobre estas plataformas edificaron sus viviendas de piedras y adobes. Estos asentamientos estuvieron protegidos por una elevada muralla que tenía un acceso principal en su lado Este.

2) ASENTAMIENTOS EN LAS CUMBRES.- Son construcciones que se levantaron en las cumbres de los cerros Espinal y Puntaca que tienen amplias superficies semiplanas. "En este caso la cumbre se corona con una gran muralla, teniendo en su interior estructuras rectangulares que encerraban las viviendas. Hacia la periferia de la muralla las laderas de los cerros, se construían andenes con fines agrícolas y también para el establecimiento de viviendas". (4, 91).
B. PUEBLOS NO FORTIFICADOS:

Fueron los que se instalaron en las afueras de los fortines; allí vivía la población civil y de baja condición social. Podríamos decir que eran una especie de moradores de barriadas, aislados de los fortines residenciales. Estas gentes, que eran mayoría, básicamente se dedicaban a labores agrícolas y pastoriles. Como ejemplo de estos pueblos, tenemos el caso de los que se levantaron en las faldas del cerro Waynarroque.

. ACTIVIDADES BÁSICAS:

A) ECONOMÍA: Tuvieron Una base económica bien consolidada, debido a que sus fuerzas productivas habían experimentado un considerable progreso, las mismas que se manifestaron en la acentuada división del trabajo entre pastores, agricultores, artesanos y soldados.

• Ganadería: Por razones ya conocidas, la ganadería fue una ocupación importante. El cuidado de los grandes rebaños de llamas y alpacas alcanzó altos niveles de perfeccionamiento. De estos animales se supo aprovechar casi todo. El cuy fue otro elemento que posibilitó el enriquecimiento de la dieta alimenticia del poblador kolla de Juliaca.
• Agricultura.- Los kollas de Juliaca constituyeron un asentamiento de agricultores, debido a que las arqueología, específicamente en el sector del Cerro monos, ha encontrado la mayor cantidad de rejillas líticas de chakitajllas y raukanas. Cultivaron en gran cantidad muchas variedades de papa, el mismo que se constituyó en el alimento principal; la quinua, cereal riquísimo en proteínas y carbohidratos, también fue otro cultivo y alimento básico; no fueron escasos los sembríos de oca, cañiwa y olluco o papalisa.
Completaron su dieta alimenticia consumiendo peces, huevos de aves, aves y demás animales aptos para el consumo humano.
A fin de ganar suelos de cultivo, intensificaron la construcción de andenes, waruwarus y qochas. Practicaron la rotación de suelos de cultivos y utilizaron abonos, raukanas y fundamentalmente la chakitajlla.
• Trueque.- El comercio se intensificó con la práctica del trueque, pues llegaron a intercambiar productos con otras regiones. Por ejemplo de la Costa demandaban principalmente conchas marinas, y de la selva requerían frutas, ajíes, coca, maíz, animales, y plantas medicinales; ellos, a cambio proporcionaban papa, chuño, carne, lanas, oro, etc.

B) TEXTILERÍA.- Los objetos y medios de trabajo para el desarrollo de la textilería era propicia, de ahí que los "juliaqueños" kollas alcanzaron un notable desarrollo en este arte. Varones y mujeres hilaban y tejían en forma intensiva la lana que tenían a la mano para con ellas vestirse. Utilizando la pushka, wichuñas, agujas, ruranas, etc. lograron transformar las lanas de los auquénidos en hermosas prendas útiles para contrarrestar el clima frígido del altiplano kollavino.

C) RELIGIÓN Y COSTUMBRES FUNERARIAS:

• Divinizaron los astros, los fenómenos naturales y animales fieros.
• Los cerros elevados, lagunas y manantiales eran considerados como lugares sagrados.
• La Waca tutelar de los pobladores de nuestra zona, fue el cerro Waynarroque a quien se le pedía "salud, vida y de comer".
• Creían en una vida de ultratumba y en la inmortalidad del alma.
• Enterraban a sus muertos con sus mejores pertenencias.
• Generalmente los entierros se efectuaban al quinto día de fallecimiento.
• Las tumbas-chullpa en Juliaca fueron de piedra rústicas unidas con barro.
• Tuvieron una "mentalidad necrotrópica”, es decir, orientada hacia las tumbas, la misma que se manifestaba por el predominio del culto a los antepasados, la abundancia de momias, las riquezas de los presentes funerarios (Basadre).

D) TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS.- Como sus antecesores supieron desarrollar técnicas que les permitió conservar la papa y la carne por largos períodos de tiempo sin que éstos perdieran sus propiedades nutritivas.
La papa, sometida a un proceso de deshidratación, era transformada en chuño y tunta, los mismos que secados al sol se guardaban en seqes.
Exponiendo al sol trozos de carne de auquénidos, obtenían el charqui, los cuales eran guardados en aycha-utas.

E) METALURGIA.- Utilizaron el oro, plata y cobre, con sus respectivas aleaciones, para la confección de herramientas, armas y gran cantidad de adornos o aditamentos como: collares, aretes, tupos, agujas, pinzas, cuchillos, etc.

F) OTRAS MANIFESTACIONES CULTURALES:

• Practicaron una fitoterapia avanzadísima, para curaciones de enfermedades humanas, así como para la cura, conservación y aumento del ganado.
• Dividieron el año en diez meses.
• Su alfarería decayó con respecto a Tiawanaco. Su cerámica fue variada y polícroma.
• La música se hacía combinando los sonidos de pinkillos, toqoros y tambores.
• Las fiestas, consistían en cantos y bailes, y guardaban relación con las actividades agropecuarias y guerreras.
• Los molinos manuales, morteros y otros elementos fueron instrumentos infaltables en cada hogar kolla.(*)

Los pobladores kollas de Juliaca, tenían sus propias instituciones desarrolladas; su organización social, como parte integrante de una sociedad clasista, evolucionaba "normalmente", sus manifestaciones culturales eran las de una sociedad avanzada para su tiempo. Con la violenta invasión y conquista Inka se trunca su desarrollo; los cusqueños no trajeron muchas novedades, y lo único que hicieron fue adaptarse a las peculiaridades del medio.

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